Desde Sinaloa ven a los Kirchner bajo la lupa con el tema del narcotráfico, salpicados a través de las revelaciones con relación a contribuciones “non sanctas” realizadas por empresarios involucrados con narcotraficantes.
Los fusilamientos de Gral. Rodríguez pusieron a la luz una tenebrosa trama que se concatenara con los nueve narcos mejicanos detenidos en una finca del Gran Bs.As. en donde se procesaba metanfetaminas.
Según una investigación de Andrés Oppenheimer a mediados de la década pasada un personaje fuerte de la droga Amado Carrillo Fuentes, desplegó una gran operación en Sudamérica contratando banqueros, agentes de bienes raices y abogados con los mejores contactos políticos a los fines de crear la sede central del cartel de Juarez en la Argentina, invirtiendo más de 60 millones de dólares.
Pero el dato mas relevante se lo hizo a Oppenheimer la policía mejicana al descubrirle una rendición de cuentas por un millón de dólares para la campaña política de 1999 de la fórmula Duhalde – “Palito” Ortega, aunque como es lógico fue negado por los involucrados.
Al respecto es dable destacar ese cono de sombras que se tendía sobre la figura del ex gobernador bonaerense, con relación a la droga que por aquellos tiempos comenzara a proliferar.
En Argentina vuelven a aparecer las complicidades de la clase política con los carteles de la droga mejicanos. Por lo menos ya se encuentra detenido un funcionario municipal quien habría tenido contactos con un narcomexicano prófugo.
Ha quedado demostrado que Argentina ha dejado de ser un país de simple tránsito de la droga y la nefasta realidad es su producción misma, financiada y distribuida por poderosos narcotraficantes denominados ahora: “narcoargenmex”.
No pudimos escapar de ese flagelo y no solamente la juventud está siendo diezmada, ya desde la niñez se ven envueltos en el vicio que los aniquilará irremediablemente.
La venta de droga o todo lo que pueda consumirse como tal es realizada en lugares que todos conocen, junto a las escuelas, en los kioscos de barrio, en boliches y en fiestas. Todos lo saben, todos lo ven menos las autoridades que miran a otro lado o dicen no saber. No es otro el razonamiento que cabe ante el desmadre de la consumisión. Nos podemos llevar una sorpresa ante un vecino o un amigo, en las oficinas como en los centros frecuentados por una clase media alta.
La droga ha calado hondo en la sociedad argentina y a este respecto es dable preguntarse, con algo de ingenuidad si se quiere: ¿a quienes favorece esta situación?; pregunta dirigida a los organismos gubernamentales y a esa sociedad que lo ha permitido. ¿Qué razón de estado hace que el Estado no actúe? ¿Como llegamos a esto?
Fuente: Ismael Bojórquez – Riodoce
Autor: Jorge Omar Alonso
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